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King Kong



Director: Peter Jackson

Intérpretes: Naomi Watts, Jack Black, Adrien Brody, Thomas Kretschmann, Colin Hanks, Andy Serkis, Evan Parke, Jamie Bell.

Nacionalidad: Nueva Zelanda y Estados Unidos

Duración: 187 minutos.

por Asier Sisniega 

Peter Jackson siempre ha reconocido que fue el King Kong de 1933 la película que le impulsó a dedicarse al mundo del cine. Después de despuntar en el cine gore con algunos clásicos, rodar la admirada Criaturas Celestiales y una película más convencional como era Agárrame esos Fantasmas, Jackson deseaba dirigir un remake de King Kong a toda costa, pero problemas con los derechos y un muy elevado presupuesto aparcaron el trabajo. Desde entones, comenzó uno de los proyectos más mastodónticos de la historia del cine, la trilogía de El Señor de los Anillos. Poco se puede añadir que no se sepa sobre su gran éxito comercial y artístico.

 Peter Jackson se ha convertido en el director más poderoso de Hollywood, cobrando por King Kong 20 millones de dólares, una cifra astronómica, además del premio de poder dirigir su ansiada nueva versión del clásico con un presupuesto muy holgado de cerca de 200 millones de dólares, al contrario de las estrecheces económicas que tuvieron que soportar Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack en 1933. Sin embargo, ¿son justificables los 80 minutos adicionales respecto de la versión original?



El productor de cine Carl Denham se enfrenta a los ejecutivos de Hollywood por el presupuesto suficiente para terminar su película. Sin lograrlo y sin actriz protagonista, Carl la busca desesperadamente con el fin de partir cuanto antes de Nueva York en barco y evitar que los ejecutivos le detengan en su labor artística. Denham cuenta con un mapa muy deteriorado donde se dice existe una isla rodeada de muros de 30 metros cerca de Sumatra, en cuyo interior se encuentran los restos de una civilización perdida, el marco perfecto para rodar los exteriores y conseguir una gran recaudación con tan exóticos parajes. Ya allí, el lugar no estará desierto y la tribu residente no está dispuesta a hacer amistades. La rubia actriz Ann Darrow es tomada cautiva y ofrecida en sacrificio a un tremendo simio de nombre Kong.

King Kong ha sido un clásico durante más de 70 años, que aún a día de hoy conserva perfectamente su encanto y su mensaje sigue siendo perfectamente válido y actual. Parece una contradicción tratar de mejorar un clásico, a no ser que simplemente se busque hacer caja a base de artificios técnicos. Sin embargo, el King Kong de Peter Jackson no busca invalidar aquella película, ni siquiera mejorarla, simplemente quiere acercarla a aquellos públicos que no la hayan visionado o que no se atrevan a afrontar un film en blanco y negro. King Kong es grande en todos los sentidos, es una película de acción épica, donde todo es enorme, desde los más pequeños detalles hasta los majestuosos efectos especiales.


La película está dividida en 3 partes claramente diferenciadas. El comienzo en Nueva York y el viaje hacia la isla que dura aproximadamente 60 minutos; la isla de Skull donde ocurrirán mil y una situaciones de acción durante 85 minutos y 35 minutos finales en Nueva York. Analizando cada una de las partes podemos descubrir grandes logros y también errores.

En su primera parte el tratamiento de Nueva York es magnífico, un pueblo hundido por la Gran Depresión, que busca distraer su mente y su hambre con el cine o el teatro. En estos años del comienzo de los grandes estudios se representa a modo de homenaje la lucha de estos pioneros por sacar adelante proyectos aparentemente imposibles. Por eso, esta película también habla del tesón por lograr los fines más alejados. El Nueva York art decó de los años 30 está magníficamente representado, los edificios, las calles, el vestuario, el maquillaje, los vehículos. Todo está muy conseguido gracias a un uso adecuado de los efectos especiales y de los decorados. Sin embargo, en esta parte y en el barco, se puede apreciar levemente cierto toque empalagoso como ya sucediera en El Señor de los Anillos como por ejemplo entre Aragorn y Arwen, aunque en el caso de King Kong es mucho menos acusado y más acorde a la sociedad de esos años que es muy diferente a la de ahora.




Partiendo del punto de que Peter Jackson enfrenta en sus películas al bien y al mal, y siempre representa el lado oscuro de manera fascinante, en esta película no se aprecia ese ambiente turbio a bordo del barco. Cuesta creer que en un buque mercante donde una sola y bella mujer se encuentra rodeada de numerosos y rudos marinos la relación entre ellos sea tan blanca durante meses como en pantalla nos muestra. Del mismo modo, se echa de menos cierto toque de humor en sus primeros momentos.

El viaje se hace corto, pues en poco más de dos minutos se presentan en el Sur de Sumatra, en un recorrido que les ha llevado a dar la vuelta a la mitad del mundo. En consecuencia, se ha tendido a aligerar el film en algunas partes y no oscurecerlo en otras para un metraje que no se les fuera de las manos y una calificación por edades adecuada. Esta tibieza resulta contraproducente con el hecho posterior de hacer un homenaje a las películas de serie B o mostrarnos una tribu salvaje y un universo oscuro como el de la isla de Skull en sus primeros momentos.



Ya en la isla el espectáculo es mayúsculo. Secuencias que nos relacionan directamente con la trilogía antes citada, ambientación extraordinaria, planos preciosistas y hermosísimos y un King Kong que él solo merece pagar la entrada al cine. El trabajo realizado con Kong es simplemente increíble, en ocasiones nos veremos con la boca abierta delante de la pantalla. Sus movimientos, el pelaje, sus cicatrices, la expresión de sus ojos y absolutamente todo lo que le rodea es perfecto y sin duda lo más extraordinario que se haya visto en efectos digitales en un cine. Queda por encima incluso del propio Gólum de la trilogía de los anillos, así pues felicitaciones a los artistas de Weta Digital. Sin duda, la trilogía fue el entrenamiento perfecto, para que prácticamente el mismo equipo rice el rizo en este film. Después de esos momentos oscuros, la isla se torna un lugar verde, luminoso, tropical. Sin descanso para el espectador se suceden una tras otra las escenas de acción que mezclan a nuestros protagonistas con diversidad de especies de dinosaurios y con el propio Kong.


Esta concatenación de escenas de acción resulta excesiva, bien es cierto que no da alivio al espectador, pero es exagerado en el sentido de que un descanso entre escena y escena en ocasiones aporta más fuerza a lo que viene a continuación. Además, alguno de los enfrentamientos es bastante discutible. La primera estampida de diplodocus y velociraptores junto a nuestros protagonistas es cuando menos extraña y poco creíble. Su duración es excesiva, su verosimilitud poca, las víctimas humanas también son muy inferiores a lo esperado. El problema es que parece una vuelta de tuerca de El Mundo Perdido de Spielberg llevada al extremo, una atracción de feria donde los humanos soportan el ritmo de estos gigantes durante minutos. Igualmente poco acertado es el enfrentamiento entre Kong y tres tiranosaurios suspendidos en unas lianas, de nuevo recuerda a alguna atracción de parque temático americano. Por tanto, podemos decir que hubiera hecho falta algo más de contención en el tratamiento de algunas de las escenas de acción y en el primer Parque Jurásico tenemos un buen ejemplo de dominio del tempo narrativo. Mucho más positivo es el enfrentamiento humano con multitud de insectos gigantes, un homenaje de Jackson como cinéfilo de videoclub y al cine fantástico de los 50. Siguiendo por este camino el descenso en terodáctilo es una forma demasiado bizarra de regresar al buque sin atravesar la jungla de nuevo o el vuelo a lo Tarzán disparando a una mano que efectúa el actor protagonista de la película que se disponen a rodar.


En la tercera parte de la película las secuencias en que se atrapa a Kong son impactantes. La transformación a lo largo del film del productor Carl Denham (Jack Black), de noble persona que sólo busca terminar su film y lograr un resultado de calidad a cazador furtivo que sólo tiene en perspectiva los billetes de color verde que obtendrá a su regreso. La codicia que todos llevamos dentro se adueña de su cuerpo. En ese mismo instante, y cuando creemos que se nos va a mostrar la forma en que se sube a bordo al gigante y se le traslada, se opta por la tangente y realiza una elipsis tan grande como el simio para aparecer en Nueva York la noche del estreno. Bien es cierto que esta elipsis también existía en el original. De todas formas, nos quedamos con las ganas de saber cómo lo subieron y cómo fue ese traslado. ¿Habrá de nuevo una edición en 4 dvds con 40 nuevos minutos donde podamos ver estas escenas? Si es así, es una pena que hayamos pagado por un producto inacabado que nos venden por partes, aunque es lógico al ver la duración del film y la pérdida de dinero que supondría una película de 240 minutos estrenada directamente en el cine. En esto no se puede achacar nada a Jackson y sí a los jerifaltes de Hollywood.



Ya en Nueva York la noche del estreno de la octava maravilla refleja perfectamente la sociedad aristocrática estadounidense, ávida de nuevas experiencias y sus caras de pánico ante el simio. De nuevo volvemos a tener una ciudad de Nueva York muy bien plasmada, con unas escenas de acción en el teatro y en exteriores muy logradas. Del mismo modo, se suceden una hermosa escena en el lago de Central Park y la ya mítica ascensión final al Empire State, agónica y enternecedora. Aunque pasen cien años sigue encogiendo los corazones. Destacar sobremanera las impactantes vistas de Kong en lo alto del rascacielos, los vuelos sobre la ciudad y una serie de planos del amanecer que ejemplifican sobre cómo debe ser el uso de las técnicas digitales. Maravillosos momentos de cine, y pese al encanto del frame a frame de la versión original, este final es igualmente magnífico.

En cuanto al trabajo actoral cabe reseñar que Naomi Watts hace un trabajo excelente. Su mirada mezcla de ternura, admiración, sorpresa es un auténtico poema. Desde luego que su rostro luce perfecto como actriz de los años 30, con un maquillaje muy adecuado que la dota en todo momento de tonos dorados sobre su piel y su pelo. Hay que valorar su trabajo aún más sabiendo que gran parte del film se lo habrá pasado observando una marca sobre un fondo azul. Adrien Brody y Jack Black están correctos al igual que los secundarios, donde podemos ver al hijo de Tom Hanks, Colin Hanks, o al ya más crecidito Jamie Bell (Billy Elliot). Andy Serkis vuelve a multiplicarse, interpretando los movimientos de King Kong y un tuerto marino entre los secundarios.



La película resalta valores como la lucha por logros objetivos muy distantes, como rescatar a tu amada desaparecida o realizar una película de presupuesto escueto, un problema al que se enfrenta cualquier director y que bien ha conocido el propio Jackson. La avaricia, el afán del hombre de dominar el resto de las especies de la pirámide. Las relaciones imposibles, metáfora de las relaciones entre clases o entre razas. La suerte ligada a ciertas personas, y el destino trágico de otras que pese a ser nobles nunca disfrutan de tranquilidad y la desgracia se cierne sobre ellos, véase al propio Kong.

Todas estas conclusiones y muchas más se pueden sacar de este remake de Peter Jackson, que tiene a los aficionados al cine rendidos a sus pies. La respuesta a la pregunta inicial es que sí justifica sus tres horas sobradamente e incluso se hace necesario una ampliación en el DVD, como ya ocurriera en la trilogía del Señor de los Anillos, en especial La Comunidad del Anillo, que acusaba mucho el corte. Un espectáculo puro, recomendable para cualquier franja de edad, que hubiera sido redondo de no caer en varios excesos que empañan el resultado. No se la pierda.


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