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Los Simpson, la Película





Director: David Silverman 

Intérpretes (Versión Original): Dan Castellaneta, Julie Kavner, Nancy Cartwright, Yeardley Smith, Harry Shearer, Hank Azaria, Marcia Wallace, Albert Brooks, Tom Hanks.

Intérpretes (Versión Española): Carlos Ysbert, Margarita de Francia, Sara Vivas, Isacha Mengíbar, Luis Bajo, Carlos del Pino, Juan Perucho, Julio Sanchidrián, Abraham Aguilar.

Nacionalidad: Estados Unidos

Duración: 87 minutos.

por Asier Sisniega

Poca presentación es necesaria para este filme, a juzgar por el éxito en nuestro país de la familia más famosa de la televisión. Aún a día de hoy, en pleno verano de 2007, y 20 años y unos meses después de su primera incursión televisiva, la serie arroja el segundo puesto en el share de audiencias españolas de esta semana. Bien es cierto que una audiencia elevada no garantiza la calidad, si bien en Los Simpson calidad y audiencia van de la mano, y la causa reside en diversos factores.

Resulta evidente que la serie engancha a los niños pequeños, pues en época de vacaciones la audiencia se dispara. Al parecer los personajes llaman la atención de los más pequeños, bien por su carisma, sus bromas o su aire desenfadado, pero sin embargo Los Simpson es una serie decididamente adulta. ¿Cómo es posible aunar el éxito adulto e infantil mediante unas tramas repletas de referencias a la sociedad actual y a los problemas de los adultos? Sin duda se trata de una respuesta complicada. Quizás en la actualidad no haya tantos espacios de dibujos animados en prime time como los había en los años 80, pese a la actual proliferación de canales.




La serie de Los Simpson se atreve a tocar temas y mencionar personajes que sin duda se escapan a gran parte de la población adulta, en gran medida debido al alarmante analfabetismo cultural y también al grado de exigencia de la serie, tanto en forma de conocimientos como de atención frente al televisor. Multitud de epítetos pueden calificar a esta serie como se suele hacer con frecuencia. Un humor irreverente, políticamente incorrecto, mordaz, que arrasa con todos, incluidos los espectadores o la propia cadena que alberga el programa, el canal conservador FOX, fruto una y otra vez de las iras de los guionistas de Los Simpson, hasta el punto de que su propietario Rupert Murdoch ha intentado demandar en numerosas ocasiones a los responsables de la serie de su propia compañía.

Yo resumiría la esencia de la serie en su brillante humor, que particularmente encaja con mi persona como un guante, y que toca todas las situaciones y problemas a los que se enfrenta una persona a lo largo de su vida. Esto puede sonar exagerado, pero si el espectador contempla los 400 episodios de la serie podrá comprobar que esa afirmación es totalmente cierta. Este hecho provoca una inmediata complicidad con la serie, el verse identificado con muchas de las situaciones que ocurren a cada personaje, que gracias a su carisma y comicidad nos han regalado durante dos décadas grandes momentos. El gran logro de Los Simpson es conseguir que un día aciago pueda transformarse en un mar de risas y una inmediata joie de vivre, es decir, cualquier día espantoso se puede convertir en un gran día, y esto cualquier buen seguidor de la serie lo ha podido experimentar en sus propias carnes, ver asomar una sonrisa o una carcajada cuando cinco minutos antes no se tenía ánimo para hacer nada, y eso es sinceramente un gran triunfo de la televisión. Con todos estos antecedentes y millones de fans esperando una película en la gran pantalla llega lo que parecía inevitable, pero que se ha postergado décadas en el tiempo, Los Simpson, la Película.




El lago de Springfield es víctima de un volumen de residuos alarmante, tanto que si se sigue arrojando más basura se llegará a un punto de no retorno que conllevará la desaparición de la ciudad. Homer establece una estrecha relación de amor con un cerdo, mientras que Marge se convierte en una mera comparsa. Bart, ante la falta de afecto de su progenitor, se ve tentado por la sempiterna bondad de Ned Flanders y sus acomplejados hijos. Lisa vivirá un amor de primavera con un joven irlandés de nombre Colin que comparte con ella su radical respeto por el medio ambiente. La relación de Homer con su amigo porcino se traducirá en un enorme depósito de excrementos que Homer deberá llevar a reciclar. Por el contrario, el destino quiere poner en el camino de nuestro protagonista una partida de donuts gratuitos, por lo que se saltará el proceso de reciclaje y optará, nadando en su propio egoísmo, por verter los excrementos al Lago Springfield. Éste llega a una situación de colapso, lo que llevará a la EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente) a aislar a Springfield del resto del país.




Antes de comenzar a analizar la película conviene realizar algunas observaciones. La primera, y muy valiosa para aquellos poco duchos en la serie de Los Simpson, es que sus más elogiadas temporadas son las once primeras, momento que coincide con el fallecimiento en España de Carlos Revilla, director de doblaje, ajustador y voz de Homer Simpson, responsable asimismo de expresiones tan populares como “¡multiplícate por cero!”. La duodécima temporada coincide también con la victoria en las elecciones norteamericanas de George W. Bush en Noviembre de 2000, momento que curiosamente supone una caída libre en picado de la serie, que ahora se pasa a caracterizar por su estupidez, vulgaridad, tramas inconexas y sin sentido, además de unos gags menos elaborados y un doblaje español que se resiente mucho con la pérdida de Revilla. La serie se convierte en una caricatura de sí misma, apenas reconocible por sus seguidores, siendo una de las posibles explicaciones la ausencia de algunos de los mejores profesionales del equipo responsable. La situación continúa por esta senda hasta que en la temporada 17 se atisba una vuelta a los orígenes, un humor mejor hilvanado y unas tramas por fin coherentes, logrando casi olvidar el trabajo más pobre de doblaje. Con la temporada 18 finalizada en Estados Unidos e inédita en España, servidor tenía la esperanza de que la película de Los Simpson abrazara las virtudes de sus primeras once temporadas o en su defecto las de la decimoséptima. Pese a contar con la mayor parte del equipo que creó la serie y el esfuerzo de 11 guionistas que realizaron 158 borradores, el resultado lamentablemente se engloba dentro de sus temporadas más olvidables. Veamos por qué.



La película arranca con un comienzo de lo más prometedor. Green Day interpreta a la guitarra el ya himno de Los Simpson y la pantalla encadena una serie de magníficos gags que auguran un film a la altura de los mejores momentos de la serie. A partir de ahí y conforme la trama avanza el conjunto decae y languidece. La mayor duda que asaltaba a muchos seguidores era cómo iba a resultar el estirar un capítulo de 20 minutos en una película de 87. El precedente de la cinta de South Park invitaba al optimismo.

Los Simpson, la Película cuenta con una frecuencia de gags inferior a la serie y estos en su mayoría son más pobres. El argumento por momentos roza el absurdo y además toca temas ya tratados de forma profusa en la serie, por lo que queda la sensación de una especie de repetición. Las confrontaciones ecológicas de Lisa y la situación límite de Springfield debido a la contaminación ya habían sido tratadas previamente con mucho mayor acierto. Incluso la ardilla que se transforma en un ser de decenas de ojos no es más que una repetición del mítico pez de tres ojos que destroza la carrera política del señor Burns. Elementos a priori atractivos y sensacionales como la tentación de Bart por la familia Flanders se quedan a medio camino, tristemente desaprovechados, algo muy habitual en las peores temporadas de Los Simpson, donde se echaban por tierra temáticas que daban mucho más de sí. El encuentro de Homer con el cerdo pierde casi toda su gracia con el doblaje español, muy inferior al de la versión original. Por si esto fuera poco, la banda sonora de un últimamente apagado Hans Zimmer apenas se hace notar y no justifica la desaparición de Alf Clausen, músico habitual de la serie. No se debe olvidar una tendencia al humor grueso no presente en la serie, como por ejemplo la palabra “cojones” en boca de Homer, las continuas referencias al onanismo o la desnudez total de Bart, que alejándonos de puritanismos patéticos resulta tronchante.



Aún con todo, el film tiene momentos realmente conseguidos, en especial en sus escenas finales cuando se recupera el ritmo y los chistes recuperan su nivel inicial. Momentos como la aparición de Tom Hanks tratando de vendernos una medida del todo fascista, o la impagable aparición de los personajes de Disney de Bambi y la Cenicienta, permanecerán sin duda en la retina del respetable. Algunas intervenciones de Barney, Moe, Otto o la loca de los gatos son geniales. Las referencias a la política estadounidense o la deshumanización de canales como la FOXson divertidas y necesarias, aunque todavía podrían haber dado más de sí. Estos momentos aislados no levantan un conjunto que adolece de estirar un capítulo más allá de los 20 minutos y aunque no se haga aburrida la película, está muy lejos de los mejores capítulos de la serie. Sorprende igualmente una cierta tendencia al merengue en algunas escenas entre Homer y Marge, imprimiendo un tratamiento muy diferente del que se hace de esos instantes en la serie, mucho más acertados. Otro de los grandes defectos de la película y por lo general de las adaptaciones televisivas a la gran pantalla es el marcado tono épico de la cinta. Por alguna razón no escrita cualquier adaptación televisiva al cine tiene que suponer una revisión de la serie en clave de epopeya, algo que no encaja en ningún caso con la esencia de Los Simpson, al ser una serie protagonizada por antihéroes, una simple familia que muchos en su país de origen tildarían de fracasados por pertenecer a la clase media.



En conclusión, los aficionados a la mejor serie de la historia de la animación nos hemos encontrado con una película próxima a las peores temporadas de la serie, con una trama y unos chistes que no se corresponden con el trabajo de tanta gente laureada y que ha demostrado sobradamente su valía. El haber pospuesto tantos años el estreno de la cinta no se refleja en la pantalla, dando más muestras de agotamiento que de brillantez. Una verdadera pena, especialmente dolorosa para el que suscribe. Por cierto, al final un personaje anuncia una próxima cinta en cines. Esperemos que de ser cierto lo haga con mayor brillantez que la que nos ocupa. No conviene confundir que aunque la película sólo logre una serie de gags divertidos, la serie pierda su increíble legado, una serie que por cierto no parece envejecer, con los temas pasados tan candentes o más en la actualidad.


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