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Collateral Director: Michael Mann Intérpretes: Tom Cruise, Jamie Foxx,
Jada Pinkett-Smith, Mark Ruffalo, Peter
Berg. Duración:
120 minutos. Nacionalidad:
Estados Unidos. Tras
dirigir el interesante biopic sobre Mohamed Ali,
Michael Mann regresa con un thriller protagonizado por un envejecido
Tom Cruise
metido por primera vez en la piel de un asesino. Max
es un taxista de Los Ángeles, cuya cobardía e
inseguridad le ha abocado a llevar una aburrida vida como conductor de
taxi.
Tras un trayecto en el que conoce a una abogada con debilidades muy
parecidas a
las suyas, Max experimentará la
noche
que cambiará su vida. Vincent, un asesino a sueldo, toma el taxi
de Max poco
después de llegar al aeropuerto de Los Ángeles, dispuesto
a matar en una noche
a cinco testigos claves de un juicio relacionado con el mundo de las
drogas. El arranque de la película es excelente. Un taxista muy humano y con mucho en la vida por afrontar, se enfrenta a la noche en una ciudad privada de sentimientos como es Los Ángeles. La visión del director sobre la ciudad es abrumadora, planos que sobrecogen con las dimensiones de la urbe, una metrópoli de 17 millones de habitantes que abarca una extensión de terreno equivalente a la Comunidad del País Vasco. Este inicio, unido al toque especial de Mann, primerísimos planos, la cámara en mano para imprimir realismo o la gran importancia a la edición del film, llevan a pensar que se tratará de una gran película, el thriller definitivo. Y así es hasta que se destapa una investigación policial insulsa, plagada de tópicos y casualidades, y nada creíble. Eso desequilibra la balanza en demasía, pues parecen dos películas que poco tienen que ver, dotadas de diferente tratamiento, como dirigidas a públicos antagónicos. Diversas situaciones son bastante logradas,
el primer
asesinato, los problemas iniciales con la policía o la secuencia
en la
discoteca Ciber. Sin embargo, hasta ese momento, los fallos más
achacables a la
película eran un dudoso humor, un toque poco realista del
taxista Max en varias
situaciones y algunas casualidades y tópicos. Es en la
última media hora cuando
todo se va al traste. Max adopta una actitud nada lógica, con
accidentes de
tráfico, ataques a la policía y un enfrentamiento final
más largo si cabe que
el de Cara a Cara (Face Off) y que recuerda bastante al de Heat, del
propio
Michael Mann, aunque salvando evidentemente las distancias. El giro
final es
contraproducente, echa por tierra todo el gran trabajo anterior, y
clama al
cielo que nuestro taxista presencie el último intento de
asesinato de Vincent
como si del antiguo tebeo 13 Rue del Percebe se tratase. Unas
secuencias
finales que se convierten en la Misión Imposible de Brian de
Palma y una
conclusión abierta o cerrada dependiendo del prisma desde el que
se mire. Lo
mejor de la película, además de ciertos momentos de la
noche angelina que recuerdan a Taxi Driver, ésta rodada en Nueva
York, es la contención del
personaje
interpretado por Jaime Foxx, pero más adelante se perderá
por los rigores del
guión. Un atlético Tom Cruise resulta bastante
convincente como implacable
asesino. Esperemos que continúe interpretando papeles que no
sean sólo de chico
bueno. Por tanto, una
verdadera lástima que no se aprovechara más
una historia muy atractiva con un tratamiento inicial y unos detalles
de
primera calidad. Hubiera resultado una película redonda de haber
limado algunas
asperezas del guión y una media hora final olvidable. Valoración:
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