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El Exorcismo de Emily Rose


 

Director: Scott Derrickson

Intérpretes: Laura Linney, Tom Wilkinson, Campbell Scott, Jennifer Carpenter, Colm Feore.

Nacionalidad: Estados Unidos

Duración: 119 minutos

por Asier Sisniega

Los exorcismos han sido un tema recurrente a lo largo del cine, siendo El Exorcista su máximo exponente. La iglesia admite practicar cientos de exorcismos en el mundo al cabo del año, al menos una media de cuatro le corresponden a España por año según sus propias palabras. Este dato no deja indiferente a nadie, muchos pensarán que hay demasiado majadero por el mundo, otros creerán en ello ciegamente y otros tantos opinarán que el demonio está dentro de todos y cada uno de nosotros. Scott Derrickson, director con un currículum bastante pobre (el guión de Leyenda Urbana 2 o la dirección de Hellreiser: Inferno, directamente estrenada en videoclubs, destacando únicamente su historia para la reciente Tierra de Abundancia de Win Wenders) se presta a intentar repetir el éxito logrado por El Exorcista allá por el año 1973, aunque se queda muy lejos de lograrlo, al menos artísticamente.

 

La historia arranca con un forense que se acerca a un caserón rural, alejado de cualquier otra construcción. En su interior varios jóvenes lloran acompañados de su madre. En la planta superior se encuentra el cadáver de una chica de 19 años que ha muerto tras haber sido sometida a un exorcismo por el Padre Moore (Tom Wilkinson). Éste es acusado de imprudencia en la muerte y encarcelado por haber impedido que Emily Rose, la fallecida, continuara con su tratamiento médico. En su defensa acudirá la reputada abogada Erin Bruner (Laura Linney), sin ser consciente de las fuerzas que se mezclan en este caso. Mediante sucesivos flashbacks iremos conociendo los inicios de los problemas de Emily, las pruebas médicas a las que es sometida y el exorcismo llevado a cabo por el Padre Moore.





El film intenta reconstruir el exorcismo partiendo del final del mismo. Es decir, en lugar de buscar una historia lineal donde se vayan produciendo los acontecimientos, se nos presenta la muerte de Emily consumada y se nos va dando con cuentagotas la información. Además de todo esto, no se basa simplemente en el exorcismo en sí mismo, sino que se desarrolla una intriga judicial e incluso se analizan someramente los pormenores del ambiente laboral en la abogacía. Esta construcción no es para nada novedosa. No es la forma más habitual de tratar este tipo de cine, pero bebe directamente de películas tan importantes como Anatomía de un asesinato, la genial película de Otto Preminger, protagonizada por James Stewart. En ella, como bien indica su título, se inicia un proceso judicial, donde mediante las declaraciones de los implicados se elaboran una serie de flashbacks que analizan con todo detalle el asesinato. De la misma manera, se muestra la forma en que trabajan los abogados y las investigaciones y entrevistas que estos llevan a cabo. El exorcismo de Emily Rose peca de caer en algunos de los peores tópicos del género, añadiendo numerosos elementos efectistas que restan toda credibilidad. Tanto la abogada como el cura deben enfrentarse a las 3 de la mañana todas las noches al propio demonio, este recurso se deja ver como si la película tuviera que cubrir un determinado cupo de sustos, como si la propia posesión de Emily no fuera suficiente, e intenta introducir con poca fortuna todo esto en una historia basada en hechos reales. Todos los personajes de la película viven y duermen solos, ¿pura casualidad o recurso de guión?




Del mismo modo, traslada el exorcismo de la habitación de la protagonista a lugares tan dispares como el granero, donde asistimos a una sesión de gritos más propios del inminente King Kong que de un exorcismo, con el único objeto de diferenciarse de la película de 1973 e ir más allá. El film debería haber sido enfocado a Anatomía de un Exorcismo y no recurrir a muchos de los vicios del cine actual.

 
Tampoco se puede hablar positivamente de cómo nos es mostrado el trabajo de los abogados. La letrada encarnada por Laura Linney acude al juicio con las manos prácticamente vacías, se puede decir que prepara el caso una vez que el juicio ya está bastante avanzado, lo cual resulta ridículo y hará desternillarse a los especialistas en la materia. Ello es debido a que la historia está supeditada al planteamiento inicial de flashbacks, y se recurre a fallos tan garrafales para no romper el esquema inicial.

 
El juicio no funciona como tal. Bien es cierto que el sistema judicial español es muy diferente del americano, pero ni el fiscal, ni la jueza, ni la abogada, ni incluso varios de los testigos, funcionan como personajes. El juicio es probablemente la parte que más patina de la película, sin atrapar prácticamente en ningún momento. Laura Linney cumple en su papel, aunque éste no se trate del personaje de su vida. Lo mismo se podría decir de Tom Wilkinson, popular actor británico que tras Full Monty ha asentado su trabajo en Hollywood. Lo mejor del reparto es la interpretación de Jennifer Carpenter, la actriz que da vida a Emily Rose, aunque los excesos a los que es obligada en pro del exceso, sobre todo en su último tercio, deslucen parte de su trabajo. Como nota curiosa Jennifer interpreta a Emily, una joven de 19 años, salta a la vista que está muy desarrollada para su edad, en realidad tiene 26 años, un hijo e incluso está divorciada, cosas del cine.





A favor de la película podemos añadir que transmite tensión en algunos de los flashbacks, en especial las primeras posesiones de Emily, donde ésta pierde toda su cordura y se ve atrapada en un mundo demoníaco donde no encuentra quién la ayude, hasta que se topa con su amigo Jason. La ambientación y la fotografía son correctas, aunque el producto recuerda demasiado al envoltorio de películas adolescentes como la anteriormente citada Leyenda Urbana, Scream o Sé lo que hicisteis el último verano, siendo netamente superior a todas éstas.

 
El exorcista de William Friedkin es una obra casi perfecta, realista en todas sus vertientes, donde el enfrentamiento de los padres Karras y Merrin con el diablo resultaba tan sincero que fue el mayor acierto de la película. Comparar ambas películas deja a la nueva a la altura del betún, pues no alcanza ni una décima parte de su naturalidad y sinceridad. Aún así, El Exorcismo de Emily Rose es muy superior a películas recientes como Poseídos o las continuaciones de El Exorcista, y es recomendable para todos aquellos que aman este género o quieren pasar una tarde de cine sin mayores pretensiones.

 
Si de verdad quieren clásicos del género, hay otros muchos títulos recomendables, entre ellos citaré por poner un ejemplo dos de ellos: Audrey Rose, película del genial director recientemente fallecido Robert Wise o La Semilla del Diablo, el clásico de Roman Polanski.

Valoración: