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El Secreto de los Hermanos Grimm  

         

Director: Terry Gilliam 

Intérpretes: Matt Damon, Heath Ledger, Jonathan Pryce, Monica Bellucci, Peter Stormare                                                      

Nacionalidad: Estados Unidos y República Checa 

Duración: 118 minutos.

por Asier Sisniega 

Terry Gilliam regresa tras siete años sin dirigir, pero ésta vez embarcándose en un proyecto de lo más comercial, clon de cualquier otro producto de la factoría hollywoodiense. Tras algún que otro fracaso comercial y la dificultad para llevar adelante varios proyectos, Terry se ha visto obligado a ceder ante la presión de los productores y elaborar un trabajo más acorde a los actuales y para nada arriesgados gustos.

El secreto de los hermanos Grimm altera la vida de estos dos afamados escritores germánicos para convertirlos en timadores que se valen de cualquier gadget para engañar a numerosos pueblos de la Alemania ocupada por los franceses. Ambos hermanos acompañados por unos ayudantes crean supuestas apariciones paranormales para aterrorizar a los ciudadanos y cobrarles cuantiosas sumas por eliminarlos. Sin embargo, los franceses descubren su ardid y son enviados a un pueblo donde los sucesos anormales son reales y de donde han desaparecido al menos 9 niñas. Próxima al bosque se levanta una torre erigida por una reina que quería evitar ser contagiada por la peste, encerrándose en ella, para ser finalmente contagiada. Todo apunta a que la antigua reina forma parte del plan para secuestrar a las pequeñas.

 

No es mala la idea de tejer una historia con los cuentos de los Grimm e intentar entrelazarlos en una frenética película de acción. El problema viene cuando el tratamiento que se da es tan pobre y decepcionante. Matt Damon y Heath Ledger encarnan a dos hermanos que tratan de ser graciosos y se meten en multitud de problemas. Estamos ante el típico guión de pareja enrollada que cae bien al público. La pega está en que su comicidad es nula, y sí son dos personajes excesivamente histriónicos e hiperactivos. La narración no resulta atractiva, más que nada porque el argumento apenas existe, y se suceden escenas de acción supuestamente cómicas una tras otra. El film deja de interesar rápidamente, y la historia se alarga en exceso hasta jugar más que peligrosamente con el aburrimiento.

Todo lo contrario se puede decir de la dirección artística, sobresaliente. El rodaje en Praga le da ese toque característico que tienen las grandes superproducciones rodadas en esa ubicación, con unos decorados deslumbrantes y una ambientación perfectamente lograda. Es un auténtico placer ver a Caperucita atravesar el bosque o la entrada a cualquiera de los pueblos, logrando una gran atmósfera. Todo esto se echa a perder, ya que como nos tiene acostumbrados Hollywood, ubica a personajes del siglo XXI en filmes de época, es decir, los protagonistas actuales interpretan como si estuvieran en una película en Los Ángeles actual, y eso hace que el conjunto chirríe demasiado. Todo parece tornarse en otra mala adaptación de un cómic, sólo que en este caso no hay ningún cómic detrás, pero esto no importa, si hay que crear una película que así lo parezca se crea y ya está.

Terry Gilliam decepciona con este proyecto. Resulta bastante evidente que se trata de un producto alimenticio cuyo previsible éxito en taquilla le brinde la posibilidad de realizar películas más arriesgadas, porque es altamente improbable que un director a sus casi 65 años firme una película tan impersonal y con unos personajes tan huecos. Mantiene una de sus señas de identidad, la creación de un universo y se atisba un intento por leves instantes de querer surgir un humor a lo Monty Python, pero queda totalmente anulado. Sólo cabe esperar futuros proyectos de este cineasta, que como sean de la misma profundidad querrá decir que Terry Gilliam tiene poco ya que decir en el mundo del cine.

 

Una película poco recomendable, salvo para aquellos devotos de la acción sin sentido, donde lo único que se salva es la espléndida ambientación. Una siliconada Monica Belucci luce palmito como de costumbre y uno se pierde con tanta entrada y salida de los protagonistas en el bosque maldito, haciendo que el respetable desee que esta historia ponga su fin. Para colmo, se deja abierta la posibilidad a una segunda parte, como para salir corriendo.

Valoración: