Director: Guillermo del Toro

Intérpretes: Ron Perlman, John Hurt, Selma Blair, Rupert Evans, Karel Roden.

Duración : 120 minutos

por Asier Sisniega 

De forma escalonada, pero incesante, llegan a nuestras pantallas continuas adaptaciones de comics estadounidenses. Al sin fin de superhéroes se une ahora Hellboy, y la pregunta es, ¿representa algo nuevo o es más de lo mismo?

Es la historia de un diablo que penetró en nuestro planeta debido a un plan nazi para invocar en 1944 a las fuerzas del mal y que lucharan de su lado contra las tropas aliadas. Sin embargo, tras un enfrentamiento, las tropas estadounidenses se hacen con la pequeña criatura que será trasladada a Nueva York, donde se criará junto a sus iguales. Su oficio 60 años después será una suerte de Superman sin capacidad para volar, pero con un enorme puño tan duro como una roca.

El director mexicano Guillermo del Toro, confeso seguidor de los comics, se pone detrás de las cámaras tras haber adaptado previamente la segunda parte de Blade. Amante de los ambientes tenebrosos, repletos de fetos enfrascados por doquier y criaturas grotescas, y con una importante implicación siempre en el guión de los proyectos que dirige. En este caso escribe, produce y dirige esta película, cuyo resultado final es decepcionante. Si en el Espinazo del Diablo se apuntaba un intento personal por desmarcarse de la dictadura de los grandes estudios, con una dirección artística, unos efectos especiales y una fotografía de primera calidad, amén de una historia más cercana; en esta ocasión su mano apenas se nota, esos constantes travellings, con planos secuenciales en diferentes localizaciones desaparecen, dando lugar a una adaptación más de un cómic, lo cual se está convirtiendo en algo más que un hábito. Ni siquiera la inclusión de su amigo Santiago Segura aporta un leve toque diferente y la película no deja de ser insulsa e impersonal. El guión no es mejor que el de historias similares, incluso peor si cabe. Se ve que su mano es certera para crear atmósferas, pero no para escribir buenos guiones.

Con todo, lo mejor de la película es el personaje de Hellboy, con una actitud de antihéroe, constate fumador de habanos, cínico, pasota y a la vez cariñoso e infantil. Un personaje interesante, que no toma una actitud vulgar, y que pese a parecer abocado a hacer reír al populacho no logra despertar las risas del público, algo bastante chocante en el cine hollywoodiense de hoy en día. Son constantes los guiños a personajes como Marlon Brando en La Ley del Silencio o a los buenos tiempos como actor del ahora gobernador Arnold Schwarzenegger.

Una película olvidable, de digestión rápida, de la cual se podría haber esperado algo más, pero una historia bastante pobre la conduce al fracaso. Atención al homenaje que se hace a la comunidad gay con el personaje de Azul.

Valoración: