LA WEB DE CINE QUE TE MANTIENE AL DIA
Cine
Música Curiosidades Fotografías Relatos Quiénes Somos
                   

Misión Imposible III

 



Director: J.J. Abrams

Intérpretes: Tom Cruise, Phillip Seymour Hoffman, Michelle Monaghan, Jonathan Rhys Meyers, Keri Russell.

Nacionalidad: Estados Unidos

Duración: 126 minutos

por Asier Sisniega 

Si segundas partes nunca fueron buenas, la meca del cine no desaprovecha la oportunidad de realizar segundas, terceras y sucesivas partes de grandes éxitos comerciales. Normalmente la condición económica para una nueva parte es que se superen los 200 millones de dólares en taquilla y puesto que las dos primeras partes de Misión Imposible superaron con creces dicha cantidad aquí tenemos la tercera parte. Después de un año convulso en lo que a las relaciones sentimentales de Cruise se refiere y sus demás affaires religiosos, los espectadores debemos sentarnos en la sala de cine, abstraernos del Cruise real y centrarnos en la recreación de su personaje de las mil caras.

J.J. Abrams es el responsable de ponerse tras la cámara para amoldar la película a su peculiar estilo. Después de crear series de éxito como Felicity, Alias y más recientemente Perdidos, Abrams ha conseguido a base de cuidados guiones y ejemplar puesta en escena recrear en la pantalla pequeña espectáculos más propios de la pantalla grande, hasta el punto de que algunas de sus creaciones superan de largo a los productos más caros y espectaculares de Hollywood. Su eficaz combinación de drama y acción, con constantes apuntes al pasado de los protagonistas, no podían faltar en Misión Imposible III.

Ethan Hunt ha sentado la cabeza junto a su prometida Julia. El día que ambos anuncian su compromiso Ethan recibirá un mensaje solicitando su colaboración para rescatar a su compañera Lindsey igualmente miembro del FMI (servicio secreto, no confundir con el Fondo Monetario Internacional) que ha sido secuestrada en el sur de Alemania. La arriesgada misión sobrepasará lo imposible. Su prometida Julia desconoce el oficio de Ethan, que se oculta bajo un supuesto empleo sobre el estudio de las redes de transportes, al más puro estilo agente secreto. En un arrebato de confianza mutua y de necesidad ante la premura de nuevas misiones ambos se casan en el hospital donde ella trabaja. Ethan recorrerá entonces todo el globo, concatenando las más increíbles misiones, donde la última de todas ellas le implicará sobremanera.






Misión Imposible III rompe los esquemas de las películas de acción desde el comienzo, habitual pasto para la linealidad. En sus primeros instantes vemos a Tom Cruise atado, situado en frente de su mujer amordazada y siendo apuntada en la sien por su enemigo Owen Davian, vendedor internacional tanto de armas como de información secreta. Un enemigo igualmente atípico, interpretado con solvencia por Philip Seymour Hoffman, que resulta de una interesante combinación de fragilidad e inteligencia. En el instante en que Owen Davian hace fuego, la historia retrocede semanas atrás para contarnos ordenadamente el porqué de este sorprendente comienzo.

Los flashbacks son una de las señas de identidad de este director televisivo y guionista en ambos formatos que afronta aquí su primer reto para la gran pantalla. Asimismo, nunca abandona las relaciones de pareja, el amor que mueve a sus protagonistas a realizar las más insospechadas locuras. En el film tenemos todos estos elementos en los diez primeros minutos. Del mismo modo, las dosis de acción que tan bien suele administrar arremeten aquí rápidamente y de forma mucho más prolongada de lo habitual.

La primera misión en Alemania es ágil y larga, muy larga, predomina el uso de la steady cam, algo no demasiado habitual en sus trabajos televisivos, pero sí los tonos cromáticos más característicos. Sin embargo, este comienzo y su posterior huida entre aerogeneradores no funciona demasiado bien. Para estas alturas la historia de amor con Julia ya habrá jugado todas sus bazas, una relación ejemplar, de amor puro y casto donde su protagonista femenina presenta un parecido asombroso con otra de las heroínas de Abrams, Evangeline Lilly. Tampoco se olvida de incluir en el plantel a Keri Russell, protagonista de la serie Felicity. Volviendo con la historia de amor ésta resulta demasiado azucarada, propia del Cruise al que estamos acostumbrados en este último año de noticias, rumores y escándalos. En ningún momento se nos muestra una vertiente de la relación más allá de las frases características y más tópicas. En este aspecto la película no consigue una historia de amor tan equilibrada como consigue en sus series, debido probablemente a las presiones del todopoderoso Cruise. 





A partir de ese instante la película mejora ostensiblemente. Las escenas de acción continúan siendo intensas y se encadenan una tras otra. Destaca por encima de todas ellas la incursión en el Vaticano. Comienza con el recurso habitual sobre la cultura italiana y su amor por la discusión al volante, para dar paso a una sucesión de acciones, plagadas de coordinación, uso de los más increíbles gadgets y un trabajo de montaje muy destacable. Si la duración total de la estancia en Roma supone 30 minutos, el espectador estará tan entretenido que bien podrían haber sido sólo 5. Continuamos con el peregrinaje alrededor del mundo, siguiendo la estela de filmes como James Bond o Tomb Raider, donde se nos muestran las postales que el turista occidental asimila a cada ciudad. En Shanghai la acción trepidante se sucede, primando el trabajo en equipo, para lograr rescatar a la mujer de Hunt.




Subrayando el título de la película, el protagonista deberá realizar acciones dignas de la película más fantasma, pero justificadas para superar lo que se antoja imposible. Abrams se atreve a jugar con el espectador, dejando que Ethan Hunt se adentre en las entrañas de un rascacielos de Shanghai sin mostrarnos ni un solo plano de cómo se hace con el arma secreta. Los espectadores seguimos la acción desde el exterior del rascacielos, tratando de ponernos en la piel de sus compañeros de misión, que esperan ateridos por la tensión el regreso de su líder. Las escenas en Shanghai funcionan también muy bien, destacando las escenas nocturnas donde la fotografía de la noche china logra una atmósfera de colores de neón francamente hermosa. Ya al día siguiente la película se parecerá más al Mañana nunca Muere de la saga Bond y paralelamente se produce un recorrido turístico idílico por una china feliz donde no existe la pobreza.

Aún así, el enfrentamiento final con Davian sorprende por no ser un enfrentamiento prolongado, donde habitualmente las peleas rayan lo extraterrestre, y un desenlace simple, con la muerte del enemigo de la forma más mundana posible. De nuevo al final la relación con su mujer volverá a sobrepasar los límites de la cursilería.

Misión Imposible III es una película de acción superior a la media, donde las escenas de acción pese a ser efectivas tienen demasiado peso específico en el conjunto de la cinta. De la misma manera, el hecho de tener que constreñir el estilo Abrams en dos horas de pura acción obligan a que no pueda desarrollar la personalidad de sus personajes, ni el trabajo en equipo, contando con una relación sentimental de lo más simplista.





Lo que no puede evitar nadie salvo el propio Cruise es que los espectadores olviden todos los asuntos relacionados con su persona en los últimos tiempos. Cruise es el actor más poderoso de la industria, es inteligente, trabajador y carismático. Dicen que su agenda apenas da para unas pocas horas de sueño y que su carácter es incombustible. Tiene mucho ojo para los proyectos que elige y no rueda mucho, sobre todo en los últimos años. No se puede negar su calidad como intérprete, obviando algunas actuaciones algo sobreactuadas. Acosado quizá por tanta fama y el poder económico, Cruise cambió hace un año de agente. Su anterior agente había administrado con sabiduría su imagen y su trabajo. Sin embargo, desde hace un año su agente es su propia hermana. Hemos asistido desde entonces a un recrudecimiento de sus campañas a favor de la Cienciología, con visita incluida a Madrid y ascenso en la jerarquía de la institución; la ruptura con Penélope Cruz y su posterior relación con Katie Holmes.

La joven y Cruise han encarnado una historia plagada de almíbar hasta el hartazgo, con besos apasionados, pedidas de mano en lo alto de la Torre Eiffel y constantes acciones cercanas a la patochada. El reciente parto sin dolor del primer hijo de la pareja, la polémica sobre la placenta comestible y demás escándalos han hecho oscurecer en poco tiempo su imagen. Ha pasado de héroe, de personaje que roza la perfección, a villano cercano a la locura. Eso ha afectado al público, que no logra hacer desaparecer de su mente la sobre exposición que Cruise ha tenido todo el año en televisión. Todo ello ha jugado en su contra y el público de Estados Unidos no ha respondido a la taquilla por esta película como se esperaba.

Abandonando el discurso sobre Tom Cruise, Misión Imposible III debería poner el final a una saga que difiere demasiado de la serie originaria. El film eleva el nivel con respecto a la segunda parte de John Woo, pero la saga debería haber finalizado con la primera aportación de Brian de Palma. Si decide verla, no se arrepentirá. Tendrá acción a raudales y un tratamiento que no toma al espectador como a un estúpido. Esperemos que sea el comienzo de una relación cinematográfica tan fructífera para J.J. Abrams como lo está siendo en televisión.


Valoración: