Munich

Director:
Steven Spielberg
Intérpretes:
Eric Bana, Daniel Craig, Ciaran Hinds, Mathieu Kassovitz, Hanns Zischler
Nacionalidad:
Estados Unidos
Duración:
164 minutos.
por Asier Sisniega
Steven Spielberg aborda un tema cuando menos complicado, el asesinato de
once deportistas israelíes durante las Olimpiadas de Munich 72 por parte del
grupo palestino Septiembre Negro y la posterior venganza
israelí, dilatada en el tiempo hasta los años 80. Como no podía ser de otra
manera, la película ha hecho correr ríos de tinta en la prensa internacional.
Partiendo del libro Venganza de George Jonas, Spielberg se adentra en unos
hechos que a veces no corresponden con la realidad.
Después del
secuestro en la Villa Olímpica
de los once deportistas israelíes y el trágico desenlace en el aeropuerto de la
ciudad, el gobierno de Israel con Golda Meir a la cabeza estudia las posibles
decisiones a tomar. Se encarga a cinco agentes del Mossad acabar con otros once líderes palestinos,
miembros de Septiembre Negro e implicados en los asesinatos de los olimpistas.
Estos cinco hombres recorrerán gran parte de Europa, llevando a cabo su misión
con mayor o menor fortuna.
Hagamos una
recopilación de algunas de las críticas que se han vertido desde hace meses
contra la película. Los judíos han tachado al film de antisemita por mostrar a
los agentes secretos como asesinos sin piedad, que matan sin justificación.
Esta afirmación se torna más curiosa aún cuando el propio Spielberg es judío y
reafirmó su fe durante el rodaje de la
Lista de Schindler, por lo que estaría tirando piedras sobre
su propio tejado. En segundo lugar, George Jonas, autor del libro, asegura que
la película se parece muy poco a lo que él escribió. Jonas contó con un
confidente dentro de los implicados en la venganza que le dio todo lujo de
detalles de sus acciones. Este material permitió la elaboración del libro.
Según el equipo del film, ellos han contado también con un confidente,
igualmente implicado, que les habría asesorado durante el rodaje. Lo que no se
sabe es si se trata de la misma persona con la que habló Jonas. Como ven, el
asunto no es nada sencillo.

La película
arranca con la Villa Olímpica
siendo atacada. Los medios de comunicación de todo el mundo siguen la noticia y
se hacen eco de lo que el pueblo palestino reclama, logrando el efecto
publicitario que deseaban. La película realiza un alto, continuando con la
preparación y ejecución de la venganza. Por medio de flashbacks el film va
rescatando el resto de episodios ocurridos en Munich hasta finalizar en el aeropuerto.
Los palestinos
no nos son mostrados como santos inocentes, sino como terroristas que buscan
publicidad y que están dispuestos a todo. Sólo al final de la película se
muestra cómo ejecutan a los deportistas. No cabe duda de que son personas, con
sentimientos, con una madre y un padre, pero también asesinos que acaban con la
vida de inocentes, y eso en la película se muestra con total claridad.
En el caso
hebreo, estos van terminando con sus objetivos poco a poco, causando numerosos
daños colaterales en forma de vidas humanas. No es que la película les muestre
como despiadados carniceros, al contrario, tienen sus inquietudes, les preocupa
el bienestar de sus familias e incluso por momentos alguno de ellos se
cuestiona lo acertado de la venganza. Al final de la cinta, Avner, interpretado
por Eric Bana, pide documentos donde se demuestre la vinculación de las
personas a las que ha asesinado con las muertes de Munich. Esto no ocurrió en
la realidad. Las personas implicadas, a día de hoy, se siguen congratulando del
trabajo realizado, no presentan dudas e incluso afirman que su operación
triunfó al 99%, pese a las numerosas víctimas inocentes, algunas de ellas
olvidadas en la película, como el inocente panadero marroquí asesinado en
Lillehammer. Por tanto, el pueblo judío no debe de sentirse ofendido, pues los
miembros del Mossad han sido incluso suavizados.

Spielberg
consigue su película más equilibrada desde Minority Report, con momentos de
buen cine en una cinta que se acerca a las tres horas de duración. Lo más
reprochable es el final en la ciudad de Nueva York, donde da su valoración
personal, como hemos dicho alejada de la realidad, además de alargar el metraje
en algunos minutos redundantes, algo ya bastante habitual en algunos de sus
últimos trabajos. Pese a eso, su trabajo tras la cámara es de primer orden, con
una recreación magnífica de la década de los 70, múltiples localizaciones y un
buen trabajo de sus habituales colaboradores. Janusz Kaminski suaviza un poco
su fotografía para esta cinta, pues la representación de la época se realiza
más mediante el vestuario y la dirección artística. Eric Bana sobresale en su
papel protagonista, cuajando un convincente personaje. No se puede decir lo
mismo de Daniel Craig, que no va a aportar a James Bond la clase necesaria que
sí tenía su antecesor Pierce Brosnan.

Como off topic
añadir la demencia de algunos padres en estos primeros años del siglo XXI.
Aunque parezca increíble, en la sala había un buen número de niños, bastantes
muy pequeños e incluso varios bebés. Ni siquiera no saber la duración del film
puede servir de excusa a unos padres que llevan a sus infantes a ver una
película de casi tres horas, donde se mezcla política con violencia explícita.
Resulta un ejercicio de sadomasoquismo hacia los hijos, que como cabía esperar
comenzaron a llorar en la sala y a aburrirse.
Como bebés que son, no esperarás que pasen tres horas sin llorar ni
tener que prestarles atención. Lógicamente muchos de ellos debieron de
abandonar la sala. El egoísmo humano no tiene límites. ¿Se imaginan llevar a
sus hijos todavía lactantes o a su hija de dos años a ver el documental de
Oliver Stone Comandante para que sus hijos se entretengan mirando la barba de
Fidel Castro?
Volviendo con
la película, Munich es una película muy recomendable como pequeño indicio para conocer
el todavía permanente conflicto israelí palestino. No da luz para entender todo
el problema, pero sí muestra que ninguno de los dos bandos tiene la razón
absoluta y que por el contrario ambos lados asesinan y se manchan las manos con
sangre inocente. Buscar una solución es muy complicado y ni siquiera una
película con la difusión que otorga la firma Spielberg puede ayudar a
resolverlo. Con todo, no se la pierdan.
Valoración:
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