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El Diablo viste de Prada


Director: David Frankel

Intérpretes: Anne Hathaway, Meryl Streep, Adrian Grenier, Tracie Thoms, Simon Baker, Stanley Tucci

Nacionalidad: Estados Unidos

Duración: 109 minutos

por Asier Sisniega 

Cuando se piensa en el mundo de la moda es inevitable acordarse de las semanas de la moda de París, Milán o Nueva York, así como las más cercanas Pasarela Cibeles y Barcelona. En los últimos tiempos se ha abierto un debate acerca de si es conveniente o no la extrema delgadez de las modelos y si este hecho puede perjudicar a las jóvenes que ponen sus ojos en ellas. El Diablo viste de Prada no trata los entresijos del mundo de la moda desde el punto de vista de diseñadores y modelos, si no desde la perspectiva de la más prestigiosa revista del sector, encargada de mostrar las colecciones de cada temporada y estar siempre en vanguardia. La cabeza visible de esta revista, Miranda Priestly (Meryl Streep), es el verdadero demonio.

 
Miranda Priestly es la editora de la revista Runaway, cuya sede principal se haya en la Sexta Avenida de Nueva York. Esta mujer fría, calculadora e impertérrita dirige con mano de hierro a sus subordinados, o más bien súbditos. Hacen falta centenares de adjetivos para calificar a Miranda, el mal hecho persona, una mujer a la que no se le pueden dirigir preguntas y ni siquiera compartir el aire que ella respira. Andy Sachs (Anne Hathaway) es una periodista recién licenciada cuyo objetivo final es escribir en New Yorker o Vanity Fair, para lo cual como peaje previo se le presenta la oportunidad de trabajar como segunda asistente de Miranda. La entrevista inicial es un completo desastre, pese a lo cual es contratada. Ella no entiende de moda, ni pretende hacerlo. Se muestra contraria a la vanidad de ese despiadado mundo, a los dictados de la moda y a las estrecheces alimenticias. Todo el mundo en la oficina está en su contra, así que sólo puede abandonar o luchar por resistir poniendo a prueba su vida en pareja.




La premisa del film no es gratuita. Según se comenta en el mundo de la moda esta despiadada señora existe y no es otra que la propia editora de Vogue, Anna Wintour. El responsable de llevar a la gran pantalla esta historia es David Frankel, director con tan sólo una cinta a sus espaldas y numerosos episodios de series como Sexo en Nueva York o Hermanos de Sangre. Al frente del reparto encontramos a Anne Hathaway, joven de 23 años que ha interpretado recientes éxitos como Brokeback Mountain o Princesa por Sorpresa y a la incombustible Meryl Streep, una de las mejores actrices de todos los tiempos.

Anne Hathaway hace una correcta interpretación dando réplica a Meryl Streep, demostrando que detrás de su belleza se esconde una buena actriz. Hablar del trabajo de Meryl Streep es jugar en otro nivel diferente, en una liga superior. Es absolutamente delicioso escuchar su interpretación en versión original, cómo utiliza un elegante inglés americano sin el uso de contracciones, pero sobre todo su fino hilo de voz, monocorde y a la vez penetrante que descoloca a quien tiene a su alrededor. Su voz no se altera ni cuando afirma ni cuando interroga, ni siquiera cuando se enoja, pudiendo recitar una interminable parrafada sin tomar aire ni variar el tono de su voz hasta hundir al resto en la miseria. Su personaje no ríe, no esboza ni siquiera un rasgo de los cientos que utilizamos a diario el resto de los humanos, es un fósil, una mujer de otro tiempo embalsamada. Su interpretación es por tanto sublime, que sin duda perderá la mayor parte del sentido en la versión doblada, ofreciendo un auténtico recital interpretativo, sin histrionismos, con economía de medios y mostrando con tan sólo un leve gesto muscular varios de sus pensamientos.

En cuanto a Miranda Priestly el apelativo de Diablo no le queda grande precisamente, una persona gélida, fascista e incapaz de sentir apego por nadie. Si realmente la editora de Vogue es como la película muestra, esta mujer debería arder precisamente en el infierno hasta el fin de los días. Los valores mínimos de cualquier persona deben de mostrar un mínimo de educación y amor por el prójimo, sin embargo el personaje es la negación del ser humano, la negación de la vida en sociedad, que traslada a sus empleados algo más que un sistema jerárquico, un sistema propiamente dictatorial. Pese a esto, Miranda es la mejor en su trabajo, es una adelantada a las tendencias, lo sabe y afronta con excelencia su trabajo, juega sus cartas para permanecer en el olimpo del sector y no duda en sacrificar a los otros para lograr tales fines, convirtiéndose en una suerte de Cruella de Vil.

Todos hemos padecido jefes desagradables o simplemente mal nacidos, yo incluso he padecido una mujer similar a la que se muestra en la película, sin llegar a esos extremos de frialdad, pero sí con mucha menos clase, buen gusto y calidad en su trabajo que lo logrado por Miranda en la película.

La cinta no logra ser una comedia donde el respetable se desternille de risa, lo cual no impide que se siga con gran atención y divertimento, además de estar tratada con inteligencia, algo no demasiado habitual en la comedia actual. Se desea que el personaje de Miranda aparezca en pantalla para ir descubriendo aún más de sus facetas. Al comienzo del film se caricaturiza su llegada a la oficina, un tornado que aniquila todo a su paso. El argumento resulta muy interesante mientras Andy, la joven protagonista, comienza a descubrir el mundillo de la revista y las zancadillas de su jefa y compañeras. La historia pierde algo de fuelle cuando se convierte en una historia de superación, decidiendo luchar contra las dificultades en lugar de rendirse, los habituales problemas de pareja tratados someramente y un romance de libro. La joven fuera del sistema se termina adentrando totalmente hasta convertirse en una más, poniendo en peligro todo lo que ella era, así como su objetivo inicial y la relación con su novio y su familia. Con todo, la película es muy entretenida, sus más de 100 minutos de metraje se pasan en un suspiro y al final el regusto es dulce, final feliz incluido. Así lo demuestra que el público del Velódromo de Anoeta aplaudió con fuerza al finalizar la proyección de la que sería la última película del Zabaltegi de la 54 Edición del Festival.


En el resto de aspectos la película cuida mucho el vestuario de las actrices, en un buen reflejo de lo que es el sector en la actualidad. La película resulta quizá algo encorsetada por la vida en la oficina y las consecuencias para su vida privada, no ofreciendo mucho más allá. Pese a esto, las correctas interpretaciones y la extraordinaria composición de Meryl Streep, así como el atractivo del personaje, la convierten en una película muy recomendable, a ser posible para disfrutar en DVD con su audio original.

Valoración: