por Asier Sisniega Santos
Creador: Vince Gilligan
Intérpretes: Bryan Cranston (Walter White), Aaron Paul (Jesse
Pinkman), Anna Gunn (Skyler White), Dean Norris (Hank Schrader), Betsy
Brandt (Marie Schrader), RJ Mitte (Walter White, Jr.), Bob Odenkirk
(Saul Goodman), Jonathan Banks (Mike Ehrmantraut), Giancarlo Esposito
(Gus Fring), Steven Michael Quezada (Steven Gómez).
Nacionalidad: Estados Unidos
Número de episodios: 62
El 20 de enero de 2008 el canal AMC estrenó la serie Breaking
Bad, con audiencias más bien discretas. Las buenas
críticas y los primeros premios permitieron que la serie
siguiera en antena. A medida que transcurrieron las temporadas los
reconocimientos se multiplicaron, las críticas fueron cada vez
más entusiastas y las audiencias se dispararon en sus
últimos 16 capítulos. Cuando la serie finalizó en
septiembre de 2013 ésta era ya un fenómeno global, que
había generado una legión de fans e innumerables objetos
de merchandising.
El protagonista de la serie es Walter White, un químico cuya
vida no puede ser más aciaga. Después de abandonar un
proyecto empresarial que le hubiera convertido en multimillonario,
Walter White recala en un instituto de secundaria, donde
impartirá clases de química. El exiguo sueldo le
obligará a trabajar por las tardes en un establecimiento de
lavado de coches. Su único hijo padece parálisis cerebral
y presenta problemas de movilidad. Su mujer está embarazada de
siete meses de una niña que no deseaban tener. Para colmo de
males, cuando cumple los 50 años los médicos le
diagnostican un cáncer terminal. Al verse en puertas de la
muerte, decide producir metanfetamina para poder legar a su familia al
menos 767.000 dólares, que permitirán cubrir los gastos
de sus allegados durante los próximos años. Para poder
llevar a cabo esta empresa delictiva, White colaborará con Jesse
Pinkman, antiguo alumno ya iniciado en el comercio de esta droga.
Breaking Bad sorprende por su premisa argumental y por la
extremada agilidad de su episodio piloto. Una fórmula que a priori parecería
abocada a agotarse en pocos capítulos, mejora con cada temporada, lo cual habla
en favor de los guionistas. Sin embargo, el desarrollo de la serie poco tiene
que ver con el extremo brío de su primer capítulo, ya que ésta avanza
lentamente, no busca giros alambicados en cada episodio y no ofrece tiroteos
cada 30 minutos. Es una serie que premia al espectador paciente, que reivindica
la sosegada construcción de personajes hasta llegar al apocalipsis final. Así,
a partir de los episodios centrales de la cuarta temporada la serie se dispara
y los acontecimientos se encadenan sin pausa.
Calándose un sombrero, Walter White se transformará en
Heisenberg, una especie de superhéroe criminal que le permitirá llevar a cabo
todo aquello que se propone, mezclando la profunda inteligencia del
protagonista con unas gotas de buena suerte. Inevitablemente, la multitud de
malas decisiones tomadas en poco tiempo derivarán en la destrucción de sus
vínculos familiares y en la muerte de decenas de personas. White se convertirá
en un monstruo, irreconocible por su entorno, que acumula dinero sin un fin
utilitario y que disfruta de aquello que mejor sabe hacer: fabricar droga.
Todos los aspectos de la serie brillan a un nivel muy
alto. Las interpretaciones del plantel de protagonistas son magníficas.
Recomiendo desde aquí el visionado de la serie en versión original. A pesar de
que respeto el trabajo de los profesionales del doblaje, las voces originales
son insustituibles. No sólo los guiones están muy cuidados, el montaje también
destaca sobremanera. La estupenda fotografía, a su vez, se va oscureciendo cada
temporada a medida que el protagonista profundiza en el submundo criminal y su
alma se corrompe. A destacar los capítulos Fly (Mosca) y Ozymandias, dos de los
mejores de la serie, ambos dirigidos por Rian Johnson, director de Looper y
Brick, así como del octavo capítulo de Star Wars que se halla en preproducción.
El creador de Breaking Bad es Vince Gilligan, guionista
de nada menos que 29 capítulos de Expediente
X y productor de muchos episodios de ésta. Una parte importante del equipo
técnico procede precisamente de esta mítica serie, que cambiara la forma de
hacer televisión en los 90. Asimismo, el director de fotografía del episodio
piloto es John Toll, ganador de dos Óscar consecutivos por Leyendas de pasión y
Braveheart.
Con todo, la serie dista de ser perfecta. A lo largo de
sus 62 episodios peca en ocasiones de efectista. Por ejemplo, la segunda
temporada culmina con una colisión de aviones en los cielos de Albuquerque, que
dejará un gran número de víctimas. Los guionistas querían reflejar de forma
metafórica que las decisiones de Walter White traen graves consecuencias a la
sociedad. Este subrayado en forma de accidente era perfectamente prescindible.
Para remarcar el daño producido por White bastaba con mostrar el dolor que
experimenta su familia debido a sus mentiras y el destrozo físico que provoca
en los adictos a la meta que aparecen en ese mismo episodio, amontonados como
animales en un casa abandonada.
Del mismo modo, algunas trampas de guión son bastante
obvias desde el primer capítulo. Principalmente el personaje de Hank Schrader,
cuñado del protagonista, que “casualmente” trabaja para la DEA persiguiendo
narcotraficantes. Si en Expediente X mantuvieron durante siete temporadas una
tensión sexual no resuelta entre Mulder y Scully, Vince Gilligan y su equipo de
guionistas buscan una tensión policial no resuelta entre Hank y Walter hasta
los últimos compases de Breaking Bad. Durante 54 capítulos se juega con la
posibilidad de que el gato atrape al ratón, por lo que resulta completamente
previsible que al final de la primera parte de la quinta temporada Hank
descubra que Heisenberg es su cuñado. Esto resta mucho margen de maniobra a la
serie, ya que desde el episodio piloto sabemos que se va a producir el
encontronazo entre ambos. Apropiadamente, Hank es ascendido a máximo
responsable de la DEA de Albuquerque en la última temporada. ¿Qué posibilidades
hay de que ambos personajes formen parte de la misma familia en una ciudad de
más de medio millón de almas?
En mi opinión, Breaking Bad se ubica un peldaño por
debajo de las mejores series de HBO, que apuestan por una complejidad que
Breaking Bad no tiene. Series como Los Soprano, The Wire o Juego de Tronos
requieren un importante esfuerzo por parte del espectador, que se enfrenta a
diálogos exigentes y a una maraña de personajes muy amplia. En estas series es
habitual que muchos personajes sean mencionados sin ser mostrados, que los
cabos queden sueltos sin explicación y que las contradicciones de los protagonistas
se parezcan mucho a las de cualquier persona. HBO refleja por tanto la vida
real, con sus complejidades e injusticias. Valga como ejemplo el final de Los
Soprano, que todavía varios años después de su emisión despierta grandes
interrogantes. En Breaking Bad, por el contrario, todo queda bien atado en sus
últimos capítulos. El abanico de personajes es muy reducido y se busca que el
espectador no tenga que hacer un gran esfuerzo para seguir la trama. De hecho,
Hank y Marie no tienen hijos, y ni siquiera hablan en toda la serie de la
posibilidad de tenerlos, lo cual invita a pensar que los guionistas quieren
evitar a toda costa añadir más personajes a la serie, para no complicarla. En
pocas palabras, las series de HBO deben ser vistas en un día en que el cuerpo
esté bien descansado y la mente lúcida. Breaking Bad puede ser seguida sin
problema tras un duro día de trabajo. Con todo, nos encontramos ante una serie
de gran calidad, con algunos capítulos excepcionales.
A continuación, analizaré los personajes principales de
esta serie. Walter White es interpretado por Bryan Cranston, un extraordinario
actor, capaz de abarcar todos los registros y que parece en estado de gracia
durante toda la serie. No en vano, ha sido merecedor de 4 premios Emmy a mejor
actor por este trabajo. White es un hombre que ha vivido 50 años castrado por
el miedo, comportándose siempre de forma políticamente correcta. El cáncer le
llevará a transformarse como sólo una enfermedad terminal podría obligar a
cambiar a una persona. El temor a lo inevitable desaparece y las barreras de lo
socialmente aceptable caerán una tras otra, dando rienda suelta a sus
pulsiones.
Walter White sabe que es un genio de la química, pero no
es capaz de conducirlo hacia el bienestar de la sociedad. No es capaz de
desarrollar una vacuna contra alguna enfermedad, sino que se convierte en un
mago de la fabricación de la metanfetamina. A pesar de que amasa millones de
dólares, no se puede considerar que lo haga por su propio egoísmo, pues no busca
su realización personal a través del despilfarro de dinero. No se compra una
casa más grande, ni adquiere ropa de grandes modistos. Incluso el potente coche
que conduce en las últimas temporadas no es de su propiedad. Todo el dinero lo acumula
para demostrar su valía, más que para ayudar a su familia, pues aún le pesa en
la mente la frustración por el proyecto que abandonó en su juventud. Sus
delitos y sus mentiras le harán perder aquello que más quiere, su familia, lo
que le arrastrará a un inevitable final.
A su lado estará Jesse Pinkman, interpretado por Aaron
Paul. A largo de las temporadas veremos cómo este intérprete mejora como actor.
Jesse busca en White, de forma equivocada, una figura paterna. Pinkman es una
persona incapaz de disfrutar de la vida, condenado a la culpa y a la
autodestrucción más absurda. Según Vince Gilligan, la muerte del personaje
estaba planificada para la primera temporada, lo cual puede explicar la
antipatía que despierta en el espectador durante los episodios iniciales. Sin embargo,
conforme las temporadas avanzan vemos que hay más humanidad en ese joven que en
ningún otro personaje de este mundo criminal. Eso atrae inevitablemente el
cariño del respetable.
Skyler White es probablemente el personaje que más fases
diferentes experimenta. La conocemos inicialmente como una madre noble y
abnegada, que sufrirá lo indecible con las mentiras de su marido enfermo. El
descubrimiento de las actividades delictivas de White le arrastrará a los
brazos de su jefe y le enfrentará a su cónyuge. La cuarta temporada nos muestra
un personaje que comienza a aceptar las posibilidades que ofrece el dinero
fácil, y termina por colaborar con su marido. Lo que no podrá soportar es la
hilera de cadáveres que Walter White irá dejando a su paso. Los ataques de
ansiedad se multiplicarán, desembocando en una desquiciante temporada final
para este personaje. Anna Gunn interpreta de forma espléndida a Skyler,
demostrando su inteligencia y su capacidad para abordar cualquier registro.
Inolvidable resulta recordar el terror en su cara cuando sabe que quien duerme
a su lado es un monstruo.
Se ha de destacar el hecho de que los responsables de la
serie hayan dado un papel tan importante como el de Walter White, Jr. a un actor
con parálisis cerebral. Desgraciadamente, es infrecuente encontrarnos con
intérpretes con minusvalías entre los roles principales, pero parece que esto
últimamente está cambiando, como podemos comprobar también con Peter Dinklage
en el papel de Tyrion Lannister en Juego de Tronos. RJ Mitte es un
extraordinario actor, que aporta multitud de matices al personaje y cuyo rostro
permite indagar en su alma. Mitte borda dos de las escenas más sobrecogedoras
de la serie, aquélla en que ayuda a un padre vapuleado y decrépito, y aquélla
en que defiende a su madre de la violencia desatada en el hogar familiar. Su
personaje vive hasta casi al final en un mundo de inocencia, que se verá
resquebrajado por la dura realidad. Su paso a la edad adulta es, por tanto,
abrupto y doloroso. Cabe resaltar también el tratamiento de profundo respeto
que se da al personaje. No se usa su minusvalía para dar pena al espectador y
generar empatía.
Hank Schrader, interpretado por Dean Norris, es
seguramente el personaje más arquetípico del reparto. Policía deslenguado,
extrovertido y un tanto tontaina, que resultará ser mucho más avispado de lo
que a simple vista podría parecer. Su rol se ve enriquecido por sus ataques de
ansiedad y por su invalidez tras el ataque de los hermanos mexicanos. Dean
Norris consigue plasmar con realismo el pánico que sufre su personaje ante las
situaciones más dramáticas, y su incapacidad para gestionarlas y admitir
públicamente su debilidad.
El personaje de Marie Schrader no presenta un arco tan
interesante como el de sus compañeros. En ocasiones se convierte en mera
comparsa de su hermana y de su marido. Resulta poco estimulante el intento de
dar profundidad a su rol mediante la cleptomanía que sufre, especialmente
porque se nota que la situación es un tanto forzada. Eso no quiere decir que
Betsy Brandt sea una mala actriz, simplemente le ha tocado en gracia el menos
rico de los personajes principales.
El abogado Saul Goodman se incorporó en la segunda
temporada, en un intento de dar una contrapartida de humor a un drama tan
intenso. Bob Odenkirk interpreta al personaje con brillantez, encarnando a un letrado
sin escrúpulos, de descacharrante verborrea, que no duda en ayudar a cometer
todo tipo de delitos con tal de llevarse un jugoso porcentaje. Odenkirk no sólo
es un respetado actor, sino que su carrera también abarca la dirección y la
escritura de guiones. El éxito de su personaje ha derivado en un spin-off de reciente estreno titulado Better call Saul, también creado por
Vince Gilligan, donde se narran los orígenes de Saul Goodman.
Mike Ehrmantraut es un personaje de carácter interpretado
por Jonathan Banks. Mike es un ex policía que ha terminado trabajando en una
organización criminal y que encarna los valores clásicos de este submundo:
respeto a la palabra dada, perfil bajo y fidelidad a su jefe y a sus
subordinados. Este actor fue contratado para una escena en que debía intervenir
Saul Goodman, pero como Bob Odenkirk no estaba disponible se optó, afortunadamente,
por crear el rol de Mike. En ciertos momentos de la serie este personaje se
convertirá en otro modelo paterno para Jesse, igualmente equivocado. Su muerte
es una de las secuencias más dolorosas para el espectador, pues su fin siempre
ha sido noble: dejar un legado a su nieta. Un tipo duro, tierno con los suyos.
Gus Fring (Giancarlo Esposito) ha pasado ya a los anales
de los mejores malos del cine y de la televisión. Este educado personaje
muestra unos modales irreprochables y un perfil social envidiable. Sin embargo,
tras esa máscara de honorabilidad se halla uno de los mayores narcotraficantes
del oeste de los Estados Unidos, que utiliza su red de restaurantes para
traficar con la metanfetamina. Fring, que vive solo y no se le conoce familia,
es incapaz de tener sentimientos, a pesar de que sabe muy bien el papel que juegan
estos en el resto de personas. Se podría decir que Fring eliminó de su vida
cualquier sentimentalismo cuando un cártel mexicano mató cruelmente a su
protegido. Fring es responsable y protagonista de dos de las muertes más
brutales que se recuerdan en la historia del cine y la televisión. Como afirman
los responsables de la serie, Fring y White juegan una inteligente partida de
ajedrez a lo largo de la cuarta temporada, que culmina con la victoria de
White, al encontrar éste una falla en el proceder de su adversario.
Breaking Bad no abusa de la violencia, pero cuando ésta
llega lo hace de forma brutal, alejada de cualquier romanticismo. No puede
haber algo más terrible que ver cómo se deshace con ácido a una persona en un
bidón. Esto contrasta con la forma en que se refleja a través del montaje la
preparación de la metanfetamina en la caravana a lo largo de las primeras
temporadas. El montaje y la música dotan a esta actividad de un cierto
atractivo, que pronto se tornará en pesadilla ante las terribles consecuencias
de sus actos.
Es de obligado visionado una serie que cuenta con un
personaje como Héctor Salamanca. Un anciano impedido que sólo puede comunicarse
a través de una campana acoplada a su silla de ruedas. El jugo que se saca al
personaje es extraordinario, quedando ya grabado en la retina y en el tímpano
de todo buen aficionado a las series de televisión. Por lo tanto, no se la
pierdan. La paciencia, en este caso, además de ser una virtud tiene premio, en
forma de 20 episodios finales endiablados e inolvidables.